lunes, 14 de febrero de 2011

Respira.

-Coge aire.
Así comenzaba el principio de la agonía.
-Respira profundamente.
Nadie podía entender que el oxígeno era nulo en mis pulmones
que el aire emergente de algún lugar de mi pecho cálido luchaba contra el oxígeno puro
para evitar que lo tomase.
Estoy ardiendo por dentro.
Y necesito que me salves.
Y lo intentas. Y lo intento.
-Por favor, no me hagas esto.
Lo recuerdo a cada instante. Lucho por seguir.
Lo estoy haciendo, te lo juro. Por ti, por mi.
'Ayúdame' alcancé a decir entre sollozos.
Pero tengo tanto miedo que el hecho de tenerlo hace que no pueda volver. Y lo sé.
Sé que todo está en mi mente, pero no puedo liberarme de ella.
Pensé que soñar era bonito, y en un sueño me veo. No hay realidad, no hay estabilidad. No estoy, no estás, no sé dónde estoy y apenas logro sentir mi piel.
No me reconozco, pero estoy dentro de este caos mental que no me deja salir.Y estoy aqui dentro.
Ayúdame a salvarme, como lo hiciste una vez.
No puedo decir adiós.
No puedo decirte adiós aún. Aunque algo me diga lo contrario.
Todo lo que prometí lo cumpliré, pero tengo que volver.
Y volveré gracias a ti, como ya lo hice. Y me liberaré de la agonía. Del aire cálido. Del retumbar del pecho.
Y las horas muertas volverán a su estado vital.
Y las mariposas.



Especial dedicación a Hieronymus Clark.

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