Tráfico y ruido.

Huelo a lo lejos el putrefacto aroma a desdicha,
mientras el Sur pierde el norte y la locura se sumerge en la inspidez de lo 'correcto'.
Insignificancia tiene el poder de lo necesario actual,
mientras lo imprescindible vuela (no muy lejos dice).
Parto a aquellos mares que me vieron a detalle el lagrimal, para correr el riesgo
Y de las palabras nació el camino que dejé de formar para que su carga fuese menor.
Y pueda ser feliz (ajeno a mí) si así lo desirea.

Insomnio.

Lunas de terciopelo abrazan a la fiera,

y se detiene a mirar

pero va despacio.

Será el momento de atacar, ¿cuándo?.

Incierto, pero el momento llegará.

Rociaré el veneno más dulce para no acabar

putrefacta ante el sonido armonioso de no se cuántas

agrupaciones silábicas.

Y soñar, y soñar, y soñar.

La nueva Era.(?)

Arrastra mi tacto a sus dedos.
Será la última herida.
-¿La última?.
Voy a clavar el amor hipertenso en el barniz de tus ojos,
a sembrar cada desencanto desenvainando espadas a su vez.
Y allí, ya guerrera, lucharé a sol y sombra por un don quien sabe qué ni dónde.
Hasta que la caducidad de las pupilas lo decidan
y acarreen la decisión de tornarme lúcida
y el destello de las luciérnagas no nos haga cegar.
Aire fresco a la mente vagabunda que desea que escampe el temporal.
Adiós al color marchito de los sueños de terror.
Hasta que decida abrir un hueco en el baúl donde sólo existen muros de cemento.

Lo de fuera.

Pero a veces sólo soy un grillo encerrado en una jaula,
queriendo volar mientras los demás presumen de ignorancia.
Y dejé ceder el maquillaje
a otra mujer que lo luzca
con más elegancia
pues la tristeza no se esconde con una máscara.