Take a...

Yo que me cansé de aullar a los lobos, de desencajar cada mirada cuando los océanos querían abrirse en cascada... y dije: vamos a soñar. Y soñó conmigo.
De fantasía la imaginación llena. Sin alfombras mágicas ni tesoros en el mar ni manzanas envenenadas, ni horas en las que tomar el té.
'-¿Estoy loca? -Sí, pero las mejores personas lo están' Escuché en su tiempo. Y ahora hagamos del corazón tripas, que se acabó.
Las suelas gastadas. No hay más ojeroso que el que se pasa horas mirando.
Y volvió la tempestad. Y cayeron, a su paso, piedras desde lo lejos.
Pobre del mar al que se tragó la tierra.
De lunas destellosas no quiero oir.
De trampas ni raticidas. Ni morfina.
Dejad que drogas anestésicas hagan su efecto en la herida, formando caminos nuevos.
¿De qué color late el corazón? Pregúntale a quien lo guardó junto a sus recuerdos. Inútil e inservible. Pero volverá a nacer.
Quimeras.
Esta vez sería para quedarme, por eso no sigo andando.
¿Quieres congelar el fuego? Yo te ayudo.
Mientras, el día decrece. Fugaz. Será el último vals.
A mitad del camino nos encontraremos. No será el último suspiro.
Eterna, la espera vana, vaga.
Candados oxidados.
A lo lejos, nada. El lago vacío sin cisnes espera por nadie.
Destellos de ensordecimiento. Palpitan.
Lágrimas secas de rosas amarillas se estremecen con la acidez.
Deseo de olvido del olvido. Los restos de memoria naufragan al borde del abismo.
Despertar con fruición.
Ya el juego se ha acabado y la apuesta es nula.
Se acabó la atención que supone el vacío llenando pozos sin fondo.
El rechinar de los dientes.
Extrañar.
Y no me vuelves a ver.
'Si el alcohol fuese olvido, no tendría memoria. Fin de la historia.'